Andyyyy

Ok. Concentrada, como lo sabes hacer. Respira hondo, una vez, otra, de nuevo. Ponte en humor, finales del siglo XIII, ambiente alemán, desamor y dolor expresado a través de la música. Lista? Vas…

Eso fue lo último de mis pensamientos antes de aventarme a una alberca donde la última vez que me avente estuve en riesgo de ahogarme. Mi maestro hace un par de meses me dijo "ser interprete de música es un deporte extremo, cada vez que lo haces lo haces con posibilidad de morir en el intento". Son horas y horas de trabajo y estudio, y finalmente solo se puede ver una pequeña parte de ello, demostrado en unos minutos intensos de escenario.

Escenario? Ah si, siempre lo dominé Desde el primer concurso de piano al que entre a los 8 años y gané. Siempre me encanto, y nunca le temí. Pero todo cambio con un pequeño accidente en la presentación más importante de mi vida, hasta ahora.

Puede sonar estupido, pero últimamente cuando empezaba a tocar para cualquier público, mis manos temblaban, sudaban, me tensaba, me venían a la mente imágenes amargas de derrota, de pavor a equivocarme. Y les estoy hablando de 3 meses para acá, osea, desde que llegue a esta hermosa ciudad.

Por lo consiguiente, mi maestro no solo fue maestro de piano, también se convirtió en psicólogo profesional, y juntos, poco a poco, fui superando mi trauma. Con diferentes ejercicios, platicas, y mas que nada, hacerme entender que somos humanos, y que no existe un concierto perfecto.

Ahora llego la parte verdaderamente difícil, la cual fue tocar para 2 personas que te están juzgando para ver si eres lo suficientemente buena para dedicarte a interpretar la música como carrera. Es una audición muy fácil de reprobar.

Después de que los jueces me pidieron que saliera por 2 minutos para discutir los resultados, regrese, y oí las palabras mas dulces en francés que he oído. “Tu es acceptée". Uno de los jueces me remarco que le gusto que tengo mucha personalidad tocando. No pude disimular una mega sonrisota, y de las 18 horas de francés a la semana que me han estado metiendo con embudo, la única palabra que podía salir era “merci!”.

Así es. He sido aceptada. Superé todos mis traumas, y me entregue al máximo. Yo creo que no hay mejor satisfacción que lograr un reto que uno se propone. Y créanme, NADA es imposible cuando realmente lo quieren. Quise compartir todo este rollo con ustedes porque si, el pequeño accidente que tuve en mi concierto fue suficientemente grande como para acabar con la dignidad de cualquiera, tomar el camino fácil, abandonar el piano para siempre, dejarme derrotar por el destino. Pero no importa que tan bajo caiga uno, lo importante es la forma en la que uno se levanta…

Los adoro, y gracias por leerme. atte. su amiga la pianista.

(ahh y las fotos son de la peda de celebración!! La primera somos todos con “cara de pianista”)